Ella siempre fue la mejor hija, la mejor hermana, la mejor. Pregunta por ella a quienes la conocen de hace tiempo y solo te diran que siempre intentó ser la mejor en todo lo que hacía. Pregúntale a ella y te dira que no sabia de que otra manera proceder, que era lo unico que sabia hacer. Por el contrario, el nunca fue el mejor hijo ni el mejor hermano, mucho menos el mejor, siempre renegando y tomando la via rapida de los problemas, siempre con su persona llena de complejos que nunca nadie entendía, su hablar lleno de sarcasmos agrios y comentarios amargos. Eso era todo lo que era el. Nunca mas que otro del montón, nunca mas que otro muerto viviente que vivia en su rutinaria vida, nunca más. Hasta que llego ella, ella, siempre tan alegre y tan melódica, tan llena de vida, tan…ella. Para el fue como una ráfaga de viento, un viento de cambio, un viento de esperanza. Y asi tan diferentes como eran, el destino con una gran sonrisa pícara en su cara, los hizo no tolerarse el uno al otro…con esa sonrisa que nos hace creer que disfrutaba verlos chocar, batallar y darse de topes. El destino. Asi fue, asi se conocieron, en un verano imposible, lleno de vueltas y callejones sin salida.
Fue un 24 de mayo, un jueves, donde después de tres semanas de monotoneidad ella se decidió. En aquel momento no lo sabía, pero esa decisión marcaría el resto de su vida. Una parte la estaba haciendo porque ya no podia tolerar otro minuto de encierro…pero la otra, la otra parte lo hacia para simplemente ir dejando atrás quien ella era para convertirse en quien podria ser o tal vez lo hacia para probar que sin importar que, siempre estaria innovandose a si misma. Fue asi como la vida le cerró muchas puertas ese día, y como bien dicen, consiguió aquello en el último lugar en el que lo buscó.
De entrada, era un lugar en donde no se sentía bienvenida, las miradas curiosas de todos la hacian sentir insegura. Llegó, la atendieron, saludos, presentaciones formales, discusión de negocios…todo siempre tan directo, como si el hombre tuviera prisa por deshacerse de ella. “¿Te interesa?” preguntó el; y ella con una duda en el corazón dijo “Claro”. Tonta, como siempre tonta; ¿porque nunca aprendiste a decir que no? Dos letras que le hubieran ahorrado tanto. Una sílaba que pudo haber resuelto problemas venideros. Tonta.
*Me es imposible dormir con calcetas, aunque estemos a -50° C
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